Desde el espacio de diálogo político de más alto nivel entre el Gobierno Nacional y el Gobierno Indígena, la Mesa Permanente de Concertación (decreto 1397 de 1996), el cual nace como resultado de las luchas que dieron nuestros mayores, nos permitimos ACLARAR a la opinión pública nacional e internacional que los hechos ocurridos el día de ayer en las inmediaciones de la casa de Nariño, así como los presentados el día de hoy en un medio de comunicación no representan a la Minga indígena, ni nuestro pensamiento y palabra.
De manera coherente y permanente hemos buscado construir puentes de diálogo que conduzcan a avanzar en las transformaciones que requiere el país. La Minga no es un acto de valentía y calentura coyuntural, ni una manifestación de activismo irracional, sino el fruto del pensamiento y la orientación de nuestros mayores y mayoras: una mezcla coherente de cuerpo, palabra y espíritu.
A partir de un ejercicio que une la acción diplomática, el actuar jurídico, la construcción técnica y la movilización, hemos logrado alcanzar para todos los Pueblos Indígenas de nuestro país la garantía de sus derechos materializados en diferentes políticas públicas que hoy hacen parte del ordenamiento constitucional y legal, así como de estable y pacífica jurisprudencia de las altas Cortes.
Rechazamos la estigmatización que de manera irresponsable se está haciendo en diferentes medios de comunicación de una de nuestras formas de trabajo político, como lo es la Minga indígena.
Sin jamás renunciar a nuestro derecho a la protesta, sin abandonar nuestro norte transformador, sin dejar a un lado nuestro rol como actores políticos que han contribuido a formar un mejor país, debemos hacer un LLAMADO a los hermanos de la Asociación de Autoridades del Suroccidente Colombiano-AISO a no abandonar las posibilidades de diálogo para alcanzar nuestra agenda política, evitando propiciar que todo el Movimiento Indígena colombiano, que con altura y dignidad se desplazó desde sus territorios para mostrar su apoyo a un proyecto de país donde los derechos para todos sean una realidad, termine siendo estigmatizado.
Los ejercicios de reivindicación deben ser y son una muestra de trabajo colectivo que debe abandonar los intereses de figuración mediática cuando solo se realizan como un ejercicio publicitario ajeno a la agenda política trazada por el Movimiento Indígena nacional.
Desde la MPC reiteramos que continuaremos nuestro trabajo político, en el diálogo de Gobierno a Gobierno y, desde nuestras estructuras en los territorios indígenas, reiteramos nuestra profunda convicción de que la paz no es un derecho sino un deber y que lo debemos construir junto a todos los colombianos que soñamos un mejor país.